Analie era la mujer que solía callar en medio del ruido. No le gustaban las discusiones, escribía, escribía mucho cosas que nunca enviaba, y hablaba solo para sí, dentro de su mente, a su corazón.
No era asocial, ni antisocial, simplemente, disfrutaba de la soledad, de la tranquilidad del silencio, aprendió a entender sus melodías, sus formas, sus significados, comprendía la quietud y el universo como muy pocas personas.
Le gustaba observar, dedicarse a ver pasar la gente por la calle, sentada en su balcon decorado con flores, dibujando a todo el mundo y a nadie, expresando sin palabras lo que veía, que nadie más podía ver.
Había descubierto que la gente volvía el mundo un borron de cosas, sin fijarse en los detalles, sin fijarse en los colores, sin apreciar las maneras, ella disfrutaba del centro de color oscuro que tenían las flores de la calle que lindaba con su propio hogar, disfrutaba de las pequeñas imperfecciones en las plumas de aquellas aves que solían volar por el parque donde le gustaba sentarse.
Amaba los detalles y las imperfecciones del mundo, le recordaban que las cosas más hermosas, solían mantenerse quietas...
En silencio.
Este es solo un blog nacido del ojo de un huracán, del momento más grande de intensidad de una tormenta.
miércoles, 11 de noviembre de 2015
Analie
lunes, 9 de noviembre de 2015
You.
No hay ojos en el mundo en los que desee sumergirme como en los tuyos. Anhelo nadar en tu alma, vivir en tu corazón y danzar al ritmo de tus latidos.
Quiero ser la cosquillita en tu estómago cuando estas feliz y la noradrenalina cuando te emocionas.
Quiero ser la comisura de tu boca y los hoyuelos en tus mejillas, naufragar eternamente en tu pecho.
Quiero ser tu ancla y tu guía, quiero ser quien te abrace en las noches y quien te ame en las madrugadas.
Quiero ser todo eso que soñaste y más, porque no quiero ser sólo tu sueño, quiero ser esa mujer con la que has anhelado despertar cada mañana.
Tu sonrisa será mi meta cada día y tu felicidad mi deseo por alcanzar.
Voy a amarte, a amarte en lo profundo, apasionadamente, hasta que no seas capaz de distinguir entre mis piernas y las tuyas.