lunes, 25 de julio de 2016

Murmuraciones.

Te miro desde lejos porque no encuentro una manera sana de acercarme a ti. Me asusta, terriblemente, que al final, cada cosa implantada en mi mente aún por mis propias amigas, sea verdad. Te observo desde lejos y traes esa sonrisa que sé, que podria conquistar a medio mundo. Pero todo lo que me han dicho sobre tu personalidad y tus anhelos me detiene. ¿Cómo puedo dudar de los cuentos que mis propias amigas hn narrado a mis oídos sobre ti? ¿Qué pasa si, después de hablar contigo, no te puedo sacar de mi mente y el flechazo se convierte en mi primer corazón roto?
Me estremezco y apartó la mirada cuando me doy cuenta de que tú has notado que te observo. Me tiemblan las manos y suspiro, quizá sí, quizá si eres un mujeriego, mentiroso, que se enamora de todas y a la vez de nadie. Quiza todas las cosas que he escuchado y me han dicho sobre ti son tan ciertas que lastiman. Los pasos que escucho me aceleran el corazón y ruego a gritos en mi mente, que no seas tú.
Pero, cuando levanto el rostro y tus ojos café son lo único que puedo mirar fijamente, algo en mi alma se remueve. Sonríes y no puedo evitar sonreírte también. Quizá, sólo quizá, no seas todo eso que dicen.
Algo nace en mi corazón y me anima a conocerte, porque, a pesar de todo, me niego a juzgar a alguien por los pensamientos de otro.