Eres tan inestable que me alteras los nervios.
Estás hoy, aquí, siendo el principe de mis sueños, atento, dulce, amoroso, lleno de sonrisas y abrazos, recitandome versos al oido, soltando notas dulces con tu guitarra, y cantando en voz baja, casi inaudible, regalandome la melodia de tu voz solo para mi.
Y luego te vas, desapareces por horas, días, no sé nada de ti, casi se me olvida tu sonrisa, y empiezo a extrañar la inolvidable sensación de tenerme entre tus brazos. Me causa insomnio recordar el café de tus ojos y me rompe un poco el corazón no escuchar tu risa. Eres cortante cuando te busco, y tus monosilabos me quiebran el alma.
Estoy cansada de eso, cansada de ti, cansada de que un día me quieras y un día te sea indiferente, te has encargado tu mismo de arruinar mis sentimientos por ti, has hecho que mis anhelos y mis deseos cambien, y que por tanto, mi determinación y mis pensamientos cambien.
Me he cansado de ser la pordiosera de tus besos.
Me he hartado de mendigar un par de palabras medio escritas en una pantalla.
Vete a donde quieras y trata de encontrar una mujer que llegue a preocuparse por ti, como toda mi alma, mi corazón y mi mente lo hacen.
Este es solo un blog nacido del ojo de un huracán, del momento más grande de intensidad de una tormenta.
viernes, 15 de enero de 2016
Inestable.
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