miércoles, 14 de enero de 2015

Bajo mi piel.

Hay algo debajo de mi piel, más allá de la apariencia, algo que solo tú descubres, algo que solo tú haz visto. Esa es mi esencia absoluta, cada color y la ausencia de ellos, las mariposas muertas que ya no revolotean alrededor del espectro de un amor que yo misma asesiné, la oscuridad de mis días y la luz cegadora de mis noches, aquella luna inyectada de mi propia sangre, los retazos de frases de un libro que ame y que ahora me sé de memoria, la poesía recitada en el oído de algún desconocido agradable, el incontrolable monstro que vive en lo más oscuro, en el más recóndito rincón, enjaulado, bajo mil llaves, ese que no tiene miedos y sed de algo más que cuerpos, de algo más que almas, la soledad absoluta de una noche despejada, un par de tazas de café y galletas con mermelada, el roce de unos labios que tú bien conoces, puesto que te pertenecen. Ves todo lo que soy, porque contigo deseo ser más que aquella cascara que los ojos ven, una alma poblada de tus besos, un alma inundada de mis batallas, mis dolores, mis cicatrices y mis temores. La misma alma que hoy conoces como la tuya y que desvistes en el mismo instante en tus labios rozan mi piel.

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