El corazón tiene la imposibilidad de mentir. Está sometido a ese tipo de juicios de los que nadie está seguro, pero de los que todos aceptan como la realidad. No hay forma alguna de que el corazón nos mienta, nos engañe. Disfrutamos de eso, de la sinceridad absoluta de nuestro corazón, y es esa misma sinceridad la que nos asegura, dolientemente, que el amor de la vida es solo una vez, porque solo tenemos una. Que no debemos tomarlo a la ligera, que amemos con pasión pero que ese amor, desenfrenado, puro, leal, ese amor nacido de la inocencia y reforjado en el conocimiento. Ese amor delicioso y doloroso a la vez, solo se vive por primera y por ultima. Solo tienes una vida, dijo una vez el sabio. Solo tienes un amor de toda la vida, susurro la poeta, conciente de haberlo vivido, por la sangre caliente que manaba de su pecho cuando su amor para toda esa vida le dio la espalda y la abandonó.
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