miércoles, 14 de mayo de 2014

Sí usted me leyera...

Pero, ¿qué ganaría está débil alma solo con qué me leyera? Si ya no tengo el placer de ver sus labios torcerse en una sonrisa por la dulzura que le causan mis palabras, si ya no puedo simplemente ver en sus ojos ese hermoso brillo que aparece con cada una de mis letras. De nada me consuela que me lea, si usted no está aquí para yo apreciarlo leyéndome.

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