miércoles, 14 de mayo de 2014

Usted y yo.


No hay culpabilidad en los miles de besos que un día, con los ojos cerrados, le robe sin querer, deseándolo más que nada. No hay dolor ni sufrimiento en todas esas miles de escenas en las que usted, de la forma más romántica que se haya escrito alguna vez, me profesaba su amor dejando en claro que Benedetti no podría compararse con sus versos. Hay amor, amor desbordante, en cada una de las posibles soluciones a todos los problemas que consideré podrían crearse a lo largo del tiempo en una relación tan utópica.  Sí, me he enamorado de usted, pero aseguro hoy, con el corazón palpitando metafóricamente en mis manos, que me he enamorado aún más de las miles de historias creadas en mi mente sobre un imposible “Usted y Yo”.

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